El cerebro de un niño tiene una capacidad infinita para crear, expresar, jugar e interactuar; como padres de estos pequeños sabemos la cantidad de energía y creatividad que poseen, así que es importante comprender también lo que sucede en ellos en sus primeros pasos hacia el Preescolar.
En su entrada al Preescolar, los niños se enfrentan por primera vez a un mundo hasta ahora desconocido, dejan el cómodo nido de familia para enfrentar: un mundo Social, proceso que lo llevará hacia el autodescubrimiento, el aprendizaje y el reconocimiento social: la identificación “el YO del No YO”, como primer paso hacia la autoconstrucción del individuo y su autonomía.
Sin embargo, este proceso tan importante a la vez no resulta fácil para el niño, viene acompañado de mucha ansiedad y miedo, el comprender nuevas reglas y normas sobre cómo se mueven las relaciones sociales, cómo se expresa en un lenguaje que aún es limitado, aprender de conductas no habituadas y expresar sentimientos es más complicado de lo que pensamos.
Aquí es donde debemos tomar en consideración aquello que si conocemos de nuestros niños y que fue con lo que comencé este texto: el cerebro del niño tiene una capacidad infinita para crear, expresar, jugar e interactuar, pero más allá de eso, el cerebro tiene ciertas estructuras que responden de mejor manera ante la estimulación artística:
La música activa la corteza auditiva, el ritmo y la armonía liberan una recompensa cerebral llamada dopamina que estimula el bienestar.
El baile interviene en la coordinación motora necesaria para su desarrollo físico, aquí es el cerebelo el encargado de este balance.
El teatro facilita la estimulación de la memoria a largo plazo, especialmente para los niños con dificultades lectoras.
El sistema límbico regula las emociones de modo que el componente emocional le damos forma con las artes visuales y la creación de fantasías e historias contadas en símbolos o representadas en cuentos.
A esta edad, el procesamiento visual genera imágenes reales o ficticias con la misma facilidad, se activan los lóbulos occipital y temporal y se convierte en una herramienta potente para los procesos de memorización.
La poesía, los trabalenguas, los juegos con palabras, interviene en el área de Broca del lóbulo temporal, necesario para el lenguaje.
Es entonces el momento para poner en ejecución lo que si podemos hacer y usar las herramientas que si podemos conseguir para descubrir técnicas propias, a través de pinceles, colores, arcilla, instrumentos musicales, máscaras, cuentos y mucha pero mucha música, y estaremos entregando a nuestros niños herramientas de afrontamiento para una buena comunicación, una expresión emocional sana y además ayudarlos en el proceso de autonomía y desarrollo de competencias interpersonales para su socialización.